Sheinbaum ha revelado algunas preferencias personales. Entre ellas, destacan los chapulines, una botana ancestral que ha ganado popularidad por su alto valor nutricional
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha dejado claro que su paladar tiene una inclinación firme: la comida mexicana. En entrevistas, redes sociales y recorridos por el país, ha compartido su gusto por los sabores tradicionales que definen la identidad culinaria nacional. Para ella, la cocina mexicana no es solo alimento, sino una expresión cultural que conecta con la historia, la comunidad y el territorio.
Aunque elegir un solo platillo favorito puede parecer una tarea imposible en un país con tanta diversidad gastronómica, Sheinbaum ha revelado algunas preferencias personales. Entre ellas, destacan los chapulines, una botana ancestral que ha ganado popularidad por su alto valor nutricional y su arraigo en regiones como Oaxaca. La presidenta los disfruta de manera ocasional, reconociendo su sabor intenso y su carácter representativo de la cocina indígena.
Otro antojito que figura en su lista son las memelas, una delicia frita elaborada con masa de maíz, untada con frijoles y coronada con salsa, queso fresco y chile. Este platillo, típico del centro y sur del país, combina dos ingredientes esenciales de la cocina mexicana: el maíz y el picante. Para Sheinbaum, las memelas son un ejemplo de cómo lo sencillo puede ser profundamente sabroso y significativo.
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Pero si hay un platillo que se ha ganado su corazón, ese es sin duda el taco al pastor. Originario de la Ciudad de México, este ícono de la gastronomía urbana es su elección predilecta cuando se trata de garnachas. La presidenta ha confesado que no puede resistirse a una buena orden de tacos al pastor, servidos con cebolla, cilantro fresco y una rebanada de piña ligeramente asada. Para ella, el toque final lo da el limón y una salsa bien preparada.

Durante su campaña presidencial, Sheinbaum recorrió mercados, fondas y puestos callejeros, probando platillos típicos de cada región. En estos recorridos, también expresó su gusto por los tacos de canasta, especialmente los de papa y frijol, aunque nunca ha revelado cuál es su favorito. En sus redes sociales, incluso recomendó a un vendedor del Zócalo capitalino, mostrando su cercanía con la comida popular.
Además de los tacos, la presidenta ha mencionado que los chiles rellenos ocupan un lugar especial en su dieta. En una entrevista, aseguró que si tuviera que comer un solo platillo por el resto de su vida, elegiría los chiles rellenos. Esta preparación, que puede variar entre carne, queso o vegetales, representa para ella una mezcla perfecta entre sabor, tradición y versatilidad.
Su gusto por la comida mexicana también se refleja en su postura política. En 2025, su gobierno impulsó campañas contra el consumo excesivo de bebidas azucaradas y comida ultraprocesada, promoviendo una alimentación basada en ingredientes locales y frescos. Esta política pública busca rescatar la cocina tradicional como una herramienta de salud y soberanía alimentaria.