Giorgio Armani: de cuánto es su herencia y quiénes son sus herederos

Giorgio Armani

¡La herencia de todo un emporio esta en juego tras el fallecimiento de Giorgio Armani!

La partida de Giorgio Armani a los 91 años marcó el final de una era en la moda internacional. El diseñador italiano, conocido por transformar la estética de hombres y mujeres con un estilo elegante y minimalista, dejó un imperio que se mantiene como uno de los más sólidos de la industria del lujo. Su partida generó una pregunta clave: ¿quién tomará las riendas de esta histórica firma que celebra medio siglo de existencia en 2025?

En su última entrevista, publicada en agosto de 2025 por el Financial Times, Armani adelantó que su sucesión no sería abrupta, sino gradual. Mencionó a Leo Dell’Orco, su mano derecha durante dos décadas y director de la oficina de estilo masculino, como figura clave en la transición. A él se suman sus sobrinas Silvana y Roberta, y su sobrino Andrea Camerana, todos con roles relevantes en distintas áreas de la firma.

La Fundación Giorgio Armani jugará un papel esencial en este proceso. Aunque actualmente posee una participación minoritaria, se espera que, tras la apertura del testamento, aumente su control para asegurar que la marca no sea vendida ni pierda su esencia. La dirección quedaría en manos de tres personas de confianza: Dell’Orco, Silvana Armani y Bellotti, quienes compartirán la responsabilidad de guiar la compañía conforme a la visión del fundador.

La historia del grupo comenzó en 1975, cuando Giorgio Armani y su socio Sergio Galeotti sentaron las bases de una marca que trascendería la moda. Hoy, el conglomerado abarca desde prendas y accesorios hasta perfumería, cosméticos, mobiliario, hoteles, yates y deportes, con más de 8.700 empleados y 650 boutiques en todo el mundo. En 2024, reportó ingresos consolidados cercanos a 2.300 millones de euros.

El legado de Armani no solo está en las pasarelas, sino en su estrategia para preservar la esencia de su obra. En su autobiografía Per Amore (2022), escribió que su deseo era que la empresa perdurara “incluso sin mí”. Con su partida, se abre una nueva etapa en la que la continuidad y la identidad de la firma dependerán de la solidez de la fundación y de quienes él eligió como sus herederos estratégicos.