Contraer matrimonio no es sencillo, ¡te ayudamos a decidir bajo qué régimen deberías casarte!
Elegir entre bienes mancomunados o separados no solo es una decisión legal, también es un acuerdo que puede marcar el rumbo financiero de una pareja. Ambos regímenes tienen ventajas y desventajas, pero lo fundamental es hablarlo con claridad antes de dar el siguiente paso. La Condusef y el Colegio Nacional del Notariado Mexicano coinciden en que, más allá del amor, hay que tomar decisiones informadas para evitar conflictos futuros.
Casarse por bienes separados significa que cada uno conserva lo que ha adquirido antes y después del matrimonio, siempre que lo haya pagado con sus propios recursos. Esto otorga libertad para disponer de los bienes sin necesidad de consentimiento de la pareja, una ventaja si cada cónyuge desea mantener independencia económica o ya cuenta con un patrimonio previo.
Por el contrario, bajo el régimen de sociedad conyugal, todos los bienes que se adquieran tras la boda se consideran propiedad compartida, en partes iguales. Esto aplica sin importar quién los pague, salvo que se establezcan reglas distintas mediante capitulaciones matrimoniales. Este esquema suele elegirse cuando ambos cónyuges planean construir juntos su patrimonio desde cero.
Un punto importante es que los bienes heredados o donados durante el matrimonio no se incluyen en la repartición, según el Código Civil Federal. Esto protege los derechos individuales sobre patrimonio recibido por herencia. Además, si alguno estaba pagando una propiedad desde antes del matrimonio, ese bien sigue siendo suyo aunque la deuda continúe después de casarse.

Respecto a las deudas adquiridas durante el matrimonio, bajo separación de bienes, el responsable es quien la contrajo. En sociedad conyugal, dependerá de lo estipulado, pero generalmente ambos pueden estar comprometidos. Por ello, expertos financieros recomiendan tener una conversación honesta y revisar las condiciones personales y profesionales antes de decidir.
En resumen, no hay un régimen mejor que otro, sino el que se adapte mejor a las condiciones y visión de vida de la pareja. Tomar esta decisión con asesoría legal y sin prejuicios es clave para evitar malentendidos a futuro. La transparencia y el diálogo abierto son la base de cualquier unión, también en lo económico.
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