El costo promedio de fabricación de un auto subió 200 dólares por unidad, y Estados Unidos importó aproximadamente 211 mil motores menos de sus socios comerciales el año pasado debido a estas nuevas reglas
Los precios de los automóviles en México han experimentado un aumento significativo debido a la implementación de aranceles y las reglas de origen del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), una situación que, según registros oficiales, ha impactado a México más que a Estados Unidos. Estas medidas, impulsadas por la administración de Donald Trump con el objetivo de regresar la manufactura a Estados Unidos, han elevado los costos de producción y, consecuentemente, los precios al consumidor.
Para cruzar la frontera norte, los vehículos y autopartes que no contienen contenido estadounidense pagan un arancel del 25%. Además, los productos derivados de acero y aluminio enfrentan una tasa del 50%, la cual se extendió a las mercancías fabricadas con cobre a partir del 1 de agosto. La Industria Nacional de Autopartes (INA) ha advertido que estos nuevos aranceles repercuten directamente en los costos de producción y los precios finales, ya que las autopartes cruzan las fronteras de México, Estados Unidos y Canadá hasta siete u ocho veces antes del ensamblaje final de un vehículo. Esta situación afecta particularmente a los fabricantes mexicanos que dependen del acero y aluminio como insumos esenciales, comprometiendo la continuidad operativa de toda la cadena automotriz norteamericana al afectar los tiempos de entrega bajo esquemas de producción “just in time”.
Las cifras del Inegi revelan que en México, los vehículos se encarecieron en promedio un 1.5% en junio, marcando el mayor incremento en un año al monitorear 55 ciudades del país. En contraste, los registros del Departamento del Trabajo de Estados Unidos muestran que los coches nuevos en ese país subieron un 0.6% en junio, porcentaje similar al de mayo y menor al de abril. Esto subraya que las reglas implementadas por el T-MEC han perjudicado más a México.
Un segundo informe de la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos (USITC, por sus siglas en inglés) sobre el impacto económico de la regla de origen confirmó que este mecanismo aumentó los costos de producción y elevó el precio de los vehículos, mientras que su efecto en la generación de empleos entre los fabricantes de coches y en el Producto Interno Bruto (PIB) estadounidense fue mínimo, menos del 0.01%. El informe detalla que, en 2024, las importaciones de vehículos de México a Estados Unidos disminuyeron en 30,234 unidades, y las de Canadá en 7,356, debido a que los autos fabricados en estos países enfrentaron mayores costos al sustituir componentes por partes fabricadas en América del Norte. Paradójicamente, las importaciones de autos en Estados Unidos de países fuera del T-MEC aumentaron en 14,314 unidades, ya que estos vehículos no estuvieron sujetos a los requisitos de contenido regional, lo que va en contra del espíritu del tratado. El costo promedio de fabricación de un auto subió 200 dólares por unidad, y Estados Unidos importó aproximadamente 211 mil motores menos de sus socios comerciales el año pasado debido a estas nuevas reglas.
La Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) ha señalado a EL UNIVERSAL que el informe de la USITC “confirma lo que en algún momento se dijo, que el incremento en las reglas de origen realmente no tuvo un impacto palpable en la economía estadounidense a diferencia de lo que argumentó Estados Unidos”. La AMIA, presidida por Rogelio Garza, añadió que las medidas sí generaron un alza en los costos de producción y precios al consumidor, lo cual va en sentido contrario a lo que se argumentó para subir las reglas de origen. Además, el impacto en el empleo y las utilidades de las armadoras en Estados Unidos fue a la baja.
Ante la próxima revisión del T-MEC, la AMIA considera que este informe, que mide los primeros cuatro años de operación del tratado, demuestra la importancia de no caer en supuestos que busquen incrementar o restringir aún más las reglas de origen automotriz, ya que los datos duros evidencian que ese no es el camino. Por su parte, Gabriel Padilla, director general de la INA, ha instado a la industria automotriz y de autopartes a buscar mecanismos en el mercado mexicano para mitigar los aranceles, a través de una disminución en los costos de producción y una mayor eficiencia.