La reforma a la Ley de Pensiones del IMSS establece que el requisito de semanas cotizadas para acceder a una pensión se reduce de 1,250 a 1,000, mientras que las edades de retiro se mantienen en 60 años por cesantía y 65 años por vejez.
¿Cómo quedan las pensiones con la nueva Ley?, es la pregunta que han hecho muchos usuarios en las redes sociales y hoy en MI DINERO ONLINE te daremos a conocer lo que pasa con las pensiones y la NUEVA LEY.
La reciente reforma a la Ley de Pensiones del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) representa un ajuste significativo en los requisitos para acceder a una pensión, con el objetivo de ampliar la cobertura y facilitar el retiro de más trabajadores. El cambio más relevante es la reducción del número de semanas cotizadas necesarias: de 1,250 a 1,000 semanas, lo que abre la posibilidad de que un mayor número de afiliados logre cumplir con este requisito.
Desde una perspectiva económica, este ajuste busca responder a la realidad laboral del país, donde la informalidad y la movilidad laboral dificultan que muchos trabajadores acumulen las semanas exigidas bajo el esquema anterior. Al disminuir el umbral, se reconoce la necesidad de flexibilizar las condiciones de acceso y garantizar que más personas puedan contar con un ingreso en su etapa de retiro.
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Es importante subrayar que las edades de retiro permanecen sin cambios: 60 años para quienes soliciten pensión por cesantía en edad avanzada y 65 años para quienes lo hagan por vejez. Esto mantiene la estructura tradicional del sistema, asegurando que la reducción de semanas no implique un retiro anticipado sin la madurez laboral necesaria.
La reforma también contempla un esquema progresivo para quienes se pensionen en los próximos años. Por ejemplo, en 2025 se requerirán 825 semanas, aumentando gradualmente hasta alcanzar las 1,000 semanas en 2031. Este calendario escalonado permite una transición ordenada y evita impactos abruptos en las finanzas del sistema de pensiones.

En términos macroeconómicos, la medida busca equilibrar dos objetivos: por un lado, dar mayor acceso a la pensión a trabajadores que antes quedaban excluidos; y por otro, mantener la sostenibilidad financiera del IMSS, que enfrenta presiones por el envejecimiento poblacional y la necesidad de garantizar ingresos dignos en la vejez.
En conclusión, la reforma a la Ley de Pensiones del IMSS es un paso hacia un sistema más incluyente, que reconoce las condiciones reales del mercado laboral mexicano. Sin embargo, también plantea retos de largo plazo en materia de financiamiento y sostenibilidad, lo que exigirá una coordinación constante entre el Estado, las Afores y los trabajadores para asegurar que las pensiones cumplan su función de protección social.



